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Agilidad operativa:

La respuesta frente a un escenario de negocios incierto

Con el azote que ha significado la pandemia de COVID-19, sumada a la presencia de múltiples otros factores que nublan el panorama futuro, como la guerra de Rusia en Ucrania, lo cierto es que la incertidumbre y la ambigüedad se han apoderado de los mercados y las empresas han sufrido las consecuencias de esa situación. Lamentablemente, se vive en un mundo “VICA” (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo).

Hoy, en medio de los constantes esfuerzos que toda organización debe realizar para adaptar su negocio de cara al futuro, las empresas deberían estar analizando sus actuales operaciones preguntándose qué tan aptas son para enfrentar entornos que se han vuelto hostiles.

La respuesta obvia es que no hay que bajar los brazos y dotarlas de una mayor capacidad de respuesta. Y, para ello, la clave es tomar siempre nota del contexto y su evolución, y ejecutar con rapidez los cambios que sean necesarios adaptando y desarrollando sus productos y/o servicios, mejorando la experiencia del cliente, o abordando nuevos mercados. Este es el camino para seguir siendo relevantes.

Sin embargo, la última edición del estudio Global Business Pulse de Grant Thornton reveló que menos de la mitad de las empresas (el 46,2%) a nivel mundial afirman que tendrán que mejorar la flexibilidad de sus organizaciones después de la pandemia, y sólo el 36,9% de los encuestados globales afirma que, en la búsqueda de la ansiada recuperación, ya empezaron a planificar diferentes escenarios para mejorar la escala de sus operaciones.

 

La logística post pandemia

En concreto, ¿qué cambios implementar para generar un impacto positivo en nuestras organizaciones?

En la realidad presente, con el COVID-19 desnudando las deficiencias de las cadenas de suministro mundiales, es crítico construir una organización resiliente mediante una adaptación de los procesos logísticos que implique una rigurosa supervisión de los riesgos y el desarrollo de escenarios de contingencias. En ese sentido, el Global Business Pulse mostró que un 31,6% de las empresas señalaron que deberán emplear canales de venta y distribución alternativos después de la crisis.

También habrá que evaluar en profundidad los riesgos financieros, geopolíticos, económicos, comerciales y de interrupción de la actividad que pueden afectar a los proveedores, y aquellas compañías que deseen expandirse tendrán que conocer la solidez y resiliencia de su potencial cadena de abastecimiento.

 

Trabajo híbrido: más eficiencia y flexibilidad

Otro baluarte de la recuperación es seguir eliminando ineficiencias, algo especialmente evidente cuando las empresas planifican en función de escenarios que incluyen tanto el teletrabajo como labores en la oficina.

La respuesta en ese punto específico no es definitiva. Enfocarse en un entorno de trabajo completamente presencial implicaría abandonar los avances en materia de transformación digital y los ambientes flexibles y resilientes implementados para enfrentar la pandemia. A su vez, definirse por un esquema 100% remoto dificultaría las relaciones interpersonales, el trabajo en equipo y la integración del personal. Por ello, pareciera ser que en la nueva normalidad se impondrá un concepto híbrido, que permita potenciar los beneficios de ambas modalidades.

Para las compañías conlleva, además, la oportunidad de encontrar nuevas fórmulas para gestionar los espacios de trabajo y reducir costos por concepto de arriendo, por ejemplo, gracias a la gran proporción de empleados que están cumpliendo sus funciones en el hogar, o que se desempeñan con una mayor flexibilidad horaria.

A lo anterior se suman nuevos planteamientos acerca de la forma en que se toman y comunican las decisiones, lo que también puede conllevar a estructuras de gestión más planas y menos burocráticas, y al despliegue de equipos más ágiles y reducidos.

 

Innovar, innovar e innovar

Otra manera de mantener los costos a raya, sobre todo cuando se está frente a una escalada inflacionaria global, es introducir innovaciones en distintas operaciones. Por ejemplo, se pueden automatizar procesos repetitivos de bajo valor, y gestionar los datos para monitorear en detalle la demanda y los precios.

Esto último es crucial, porque los datos aportan la información que las gerencias necesitan para cambiar la dirección del negocio en caso de ser necesario, invertir en nuevas capacidades, estar atentos a las adversidades, o bien, confirmar que se va por el buen camino.

“Actualmente, las empresas suelen referirse al concepto de supply chain 4.0, que surge a raíz de la necesidad que las organizaciones detectaron de almacenar, interpretar y aplicar datos en sus procesos operativos y en la toma de decisiones”, señala Roberto Jara, Socio de Grant Thornton Chile.

La integración de la tecnología a la gestión de la demanda, por su parte, pasó con el advenimiento de la pandemia de ser una opción a una necesidad, e impacta directamente en la cadena de suministro.

Asimismo, la planificación, la liquidez y la gestión de riesgos son elementos esenciales para el manejo financiero, factores que pueden ser reforzados:

  • diseñando estructuras más agiles y resilientes;
  • desarrollando mecanismos para que la organización continúe operando sin interrupciones;
  • potenciando la importancia de la planificación financiera;
  • planteando escenarios para gestionar el riesgo y la incertidumbre;
  • asegurando la liquidez;
  • colaborando con los equipos responsables de los procesos informáticos y tecnológicos;
  • evaluando los sistemas de información;
  • desarrollando una comunicación 360.

La agilidad, en definitiva, es una cualidad clave en los negocios exitosos. Ahora, más que nunca, las compañías que estén listas para innovar, adaptarse, analizar y proteger su negocio, saldrán fortalecidas del inédito e incierto escenario actual.

En el caso de tu empresa, ¿está preparada para el futuro?