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Columna de opinión Diario Estrategia

Proyecto Dominga y el debate sobre la institucionalidad ambiental y la permisología en Chile

El Proyecto Dominga ha reavivado durante las últimas semana el debate sobre la institucionalidad ambiental y la “permisología” en Chile, evidenciando la necesidad de optimizar los actuales procesos regulatorios y generar mejores condiciones con el fin de atraer grandes inversiones al país.

Para ello resulta crucial realizar diferentes análisis de comparabilidad con otras economías de la región. Dicho ejercicio permitirá identificar buenas prácticas y oportunidades de mejora en los procesos regulatorios, para avanzar hacia plazos más eficientes en materia regulatoria (como aprobaciones ambientales y permisos).

Lo anterior es significativo porque, cuando un inversionista internacional decide dónde colocar su capital, el tiempo es un factor crítico. En general, los inversores suelen categorizar a los países en bloques regionales, como Latinoamérica, antes de seleccionar un destino específico para sus proyectos. De ahí la importancia de lograr plazos óptimos que permitan avanzar con celeridad en proyectos estratégicos en el país, sin afectar la calidad de las evaluaciones ni los estándares requeridos por la normativa vigente, y tampoco comprometer la velocidad en la estimación y puesta en marcha de las inversiones.

También es fundamental que los organismos responsables de los procesos regulatorios; es decir, instituciones como el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), así como a otros actores relevantes, entre ellos las autoridades locales y el gobierno central, generen las condiciones para que no hayan dudas respecto a la viabilidad de sus inversiones. En otras palabras, los inversionistas necesitan que exista un marco que provea desde un inicio claridad respecto a los aspectos de un proyecto a priori bien formulados y aquellos en los que se corre el riesgo de potenciales rechazos.

Una estructura transparente enviará señales claras a los inversionistas extranjeros y nacionales, fomentando la confianza y consolidando a Chile como un destino competitivo y atractivo para proyectos responsables y sostenibles, sin ceder posiciones frente a sus competidores más directos.

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