Artículo de Patricio Valenzuela

Dando la bienvenida a la época en que conviven 5 generaciones en un mismo espacio de trabajo

Patricio Valenzuela
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En los últimos 10 años he observado, con algún grado de inquietud, un fenómeno nunca visto en el desarrollo de las organizaciones en general: la convivencia de hasta 5 generaciones en las empresas, la cuales, colaboran, en teoría juntas por el logro de las metas establecidas.

¿Por qué ha sucedido? Como consecuencia de la reducción en la tasa de natalidad, del incremento en la expectativa de vida de las personas y, en el caso chileno, la precariedad del sistema de pensiones se hace necesario intentar extender la permanencia en el mundo del trabajo hasta pasados los 70 años para asegurar su bienestar económico.

A modo de síntesis, las 5 generaciones que constituyen esta nueva fuerza de trabajo son: 

  • Generación Silenciosa (nacidos hasta 1945, de 80 años o más)
  • Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964)
  • Generación X (nacidos entre 1965 y 1980)
  • Millennials o Generación Y (nacidos entre 1981 y 1996)
  • Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012)

Al presentar este análisis, no estoy sólo enfocado en la edad, sino en el trasfondo socio cultural del aspecto etario, ya que cada generación está marcada por diferentes valores, educación, vivencias de mayor o menor prosperidad económica y movilidad social, valorización de la estabilidad laboral, así como un entendimiento distinto de la ética laboral, la relación de lealtad y las jerarquías de poder. En fin, se trata de mundos completamente distintos y variados.

En muchos países, la población envejece. A nivel mundial, para 2050 se proyecta que el número de personas de 60 años o más se duplicará a más de 2 mil millones y los mayores de 60 años superarán en número a los niños menores de 5 años. Además, para algunos países, la inmigración será el principal motor del crecimiento futuro.

Cambio a las reglas del juego

Requerimos tiempos de adaptación. En la actualidad, se habla mucho de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI), pero poco se ha invertido en tiempo y recursos para comprender las formas en que el envejecimiento cambiará las reglas del juego. En el sector público, el rezago es potente, mayoritariamente, por factores políticos.

Es más, hay quienes ven las consecuencias del envejecimiento de la población como una crisis inminente, no una oportunidad. No aprecian el potencial que presentan los adultos mayores como trabajadores y consumidores. Y la realidad es que el aumento de la longevidad contribuye al crecimiento económico mundial.

En efecto, sus talentos complementan los de los trabajadores más jóvenes, y su orientación y apoyo mejoran el desempeño y la colaboración intergeneracional. En sus puestos de trabajo, brindan estabilidad emocional, habilidades complejas para analizar y resolver problemas, sumado a los conocimientos institucionales. Además, los trabajadores jóvenes pueden beneficiarse de la mentoría de colegas mayores sean de la Generación Silenciosa, Baby Boomers o de la Generación X.

Y, sin duda, podrían cambiar los criterios de jubilación a medida que continúan aprendiendo, trabajando y contribuyendo. 
Por supuesto, hay algunos prejuicios que romper. Algunas investigaciones muestran que todas las generaciones quieren un trabajo significativo, pero que cada una cree que los demás sólo lo hacen por dinero.

Entonces, las empresas y sus líderes están en una posición privilegiada para cambiar sus prácticas y actitudes hacia los mayores. Aquellas que superen las creencias actuales sobre los empleados mayores, obtendrán dividendos significativos, creando nuevos medios de rentabilidad financiera y mejorando las vidas de sus empleados.

El desafío radica en el trabajo colaborativo de equipos multigeneracional, combinando la energía y la velocidad de la juventud con la sabiduría y la experiencia de los años. Por ejemplo, se ve recomendable vincular trabajadores jóvenes y mayores en todas las fases de innovación y diseño de productos y servicios. El trabajo en equipo mitiga el aislamiento y ayudan a derribar barreras. 
Asimismo, comience a hablar con sus empleados de todas las edades y pídales que conversen entre ellos sobre sus objetivos, intereses, necesidades y preocupaciones. Los puntos en común pueden ser más de los que pensemos.

Siendo claro, todos estos cambios requerirán rediseñar los procesos de las empresas, algunos de los cuales están intensamente arraigados. Los líderes deben preguntarse: ¿nuestras políticas actuales de seguro médico, licencia por enfermedad y vacaciones se adaptan a las personas de diversas generaciones? ¿Nuestros sistemas de medición del desempeño de los empleados reconocen y recompensan adecuadamente las fortalezas de los trabajadores de mayor edad?  

Oportunidad más que crisis

Todo cambio debe venir desde arriba, de los líderes empresariales. Ignorar las realidades del cambio demográfico en desarrollo no es una opción. Los directores y los ejecutivos deben poner el tema en un lugar relevante de la agenda de los líderes de recursos humanos, los gerentes de marketing, los inversionistas y muchos otros grupos de interés que tal vez no lo tengan en su radar.

Las empresas deberán tomar decisiones difíciles y a veces impopulares, especialmente en un mundo donde los resultados y las demandas a corto plazo dominan las agendas.

La comunidad empresarial tiene la oportunidad de encabezar un amplio movimiento para cambiar la cultura, crear oportunidades e impulsar el crecimiento. Al hacerlo, las empresas no sólo mejorarán la vida de las personas mayores, sino también la de todas las edades y las perspectivas de los trabajadores de las próximas generaciones. Una gran prueba para el liderazgo empresarial podría ser este movimiento transformador para aprovechar el potencial de la cambiante demografía del siglo XXI.